El método directo surgió a partir del método natural a finales del siglo XIX y principios del XX. El método directo se diferencia del método natural en que sus principios se basan en datos lingüísticos y psicológicos. No en vano, entre sus fundadores se encontraban importantes científicos lingüistas como W. Fiester, P. Passy, H. Sweet, O. Jespersen y otros. El método directo difiere del método natural en los siguientes aspectos:
- el uso de reglas e instrucciones como resultado de la generalización de la experiencia del habla. Se trata de un enfoque bien conocido que se aleja de la adquisición puramente intuitiva del lenguaje, característica del método natural;
- Utilizar la lectura y la escritura para consolidar y reforzar el material introducido oralmente.
El nombre de este método proviene del hecho de que sus defensores exigen vincular
directa y directamente una palabra de la lengua extranjera con un concepto,
obviando la palabra de la lengua materna. El objetivo principal de la enseñanza de lenguas extranjeras era enseñar el dominio práctico de la lengua estudiada. En un principio, la
competencia práctica se identificaba con la competencia oral, lo que suele ocurrir hoy en día. Sin embargo, el método directo también se entendía como la enseñanza de
la lectura, por ejemplo, Henry Sweet.