Empecemos por el principio: ¿qué monedas se utilizaban antes de la aparición del rublo? Nos remontamos a la época de la antigua Roma, donde los países negociaban y hacían comercio entre sí. Las monedas empleadas en estas actividades variaban dependiendo de cada nación, aunque las más habituales solían ser denarios y dracmas. Estas eran pequeñas monedas de plata de orígen romano y griego, respectivamente. Si nos referimos a Rusia, las monedas más antiguas que aparecieron en este país fueron las cunas, utilizadas por primera vez en Nóvgorod en los siglos VIII y IX.
En el siglo XVI, cuando Yelena Glínskaya era regente de su hijo Iván el Terrible, una nueva moneda se implantó en Rusia: el primer rublo. También, en 1769 fue creado el primer billete monetario, el cual circuló por más de 70 años. Aunque tuvo competencia con otras monedas como el dengá o la polushka, el rublo fue el más utilizado, hasta el punto en el que las demás monedas desaparecieran. Cabe recalcar que dicha divisa no se conocía en realidad como rublo, sino que se le nombraba yefimk. Sin embargo, al tener una inscripción que decía "rublo", se las empezó a llamar de esta manera. Luego, durante el reino de Pedro el Grande en 1704, se hizo una reforma económica, por lo que se estandarizaron las monedas de rublo: cada moneda debía pesar 28 gramos de plata. A pesar de ello, se introdujeron unas nuevas monedas hechas de oro llamadas Chervónets. Estas monedas fueron utilizadas hasta el año 1757, cuando los rublos empezaron a ser muy relevantes en la economía rusa y se fue marginando otras divisas.
Durante el mandato del emperador Nicolás I, el rublo de plata fue al fin declarado como la divisa principal de pago, dejando los billetes como un elemento secundario en la economía del país. Luego, a la llegada de Nicolás II al trono, se hicieron más reformas, aunque ninguna afectó demasiado al valor del rublo. Sin embargo, todo cambió con la Revolución rusa de 1917. Desde aquel momento, la divisa fue perdiendo progresivamente su valor en el mercado internacional hasta que Nikita Jruschov, líder de la Unión Soviética, estableció en 1958 un valor fijo del rublo: 1,5 dólares por rublo. Este valor no duró demasiado en ser cambiado, ya que luego pasó a valer una décima parte de lo que valía anteriormente.
Durante la época de la Unión Soviética, la escasez de plata era notable, sobre todo en el año 1931. Por este motivo se decidió reemplazar este mineral por una mezcla de cobre y níquel e introducir monedas de bronce. Estas nuevas monedas tenían a un trabajador que sostiene un escudo grabado en ellas, los cuales indicaban también su valor. Al hacer este cambio y no utilizar las monedas de plata, era obligatorio devolverlas al banco para luego fundirlas y aprovechar el mineral en el comercio extranjero. Sin embargo, cabe destacar que tanto el cobre como el níquel también eran muy importantes en el ámbito militar, ya que servían para la creación de armas y defensas.
Al decaer la Unión Soviética, se decidió hacer una modificación en el diseño del rublo soviético. Ivan Ivanovich Dubasov fue el encargado de crear bocetos de varios rublos y billetes de aquella época. Después de eso, el Banco Central de la Unión Soviética puso en circulación las divisas modificadas y billetes con un valor de 5000 y 10.000 rublos. Finalmente, en 1993 se hizo una última reforma, en la cual se modificaron las divisas soviéticas para detener su circulación.